miércoles, 27 de abril de 2011

DESCARTES Y EL RACIONALISMO MODERNO

DESCARTES Y EL RACIONALISMO MODERNO

Objetivos.
1. Comprender las claves históricas, culturales y sociales en las que surge el pensamiento de Descartes.
2. Comprender las características de la filosofía moderna y del racionalismo filosófico.
3. Reconocer en la biografía de Descartes el itinerario de la búsqueda de un fundamento metódico de la certeza.
4. Conocer las principales reglas del método cartesiano.
5. Explicar como Descartes aplica el método sobre sí mismo como medio para hallar una primera verdad.
6. Explicar los principios de la física de Descartes, así como su antropología.
7. Relacionar y conectar ideas del pensamiento cartesiano con otros autores o corrientes de pensamiento.

Contenidos.
1. La circunstancia histórica.
S. XVII. El Barroco.
2. La circunstancia ideológica. La filosofía moderna.
El racionalismo.
3. La circunstancia vital. Vida y obra de Descartes.
4. La búsqueda de un método adecuado para dirigir la razón hacia la verdad de las cosas.
4.1. Motivaciones filosóficas.
4.2. ¿Por qué un método?
4.3. ¿Qué método es el adecuado?
4.4. Las reglas del método.
4.5. Aplicación del método.
4.5.1. Parte destructiva. Los niveles de la duda.
4.5.2. El resultado de la duda: El cogito ergo sum
4.6. A la realidad por medio de Dios.
4.7. La res extensa. La física cartesiana.
4.8. Antropología.
4.9. La moral provisional

5. Relación con otros autores.
6. Comentario de los textos: capítulo 1º, 2º y 4º del Discurso del Método (1637).

7. Utilización correcta del vocabulario filosófico siguiente :
Racionalismo, razón (bona mens), escéptico, antropocentrismo, método, análisis, deducción, síntesis, duda metódica, certeza, intuición, cogito, innatismo, idealismo, cualidades primarias, cualidades secundarias, dualismo, enumeración, evidencia, genio maligno, idea (adventicia, facticia, innata), idealismo, innatismo, intuición, mecanicismo, moral provisional, ocasionalismo, regla, substancia, res cogitans, res extensa, res infinita, síntesis, argumento ontológico, solipsismo.

1. La circunstancia histórica.

S.XVII. El Barroco.
Decartes vivió en el S.XVII, el siglo del Barroco. Estamos ante un siglo inquieto y de confusión en el que se buscan nuevas soluciones para los graves problemas económicos, políticos, religiosos que por entonces estaban afectando a Europa. No es exagerado afirmar que Europa se presenta como un continente roto en su unidad, y sus divisiones y conflictos internos, dan la impresión de quiebra total, necesitada de búsqueda de fundamentos. En lo filosófico hubo dos reacciones que pretendían superar la crisis y que ponen las bases de la filosofía moderna: el racionalismo y el empirismo.
Situación socio-económica.
Asistimos al desarrollo de un incipiente capitalismo comercial (mercantilismo económico) favorecido por una cada vez más poderosa burguesía y principalmente beneficiado por la expansión del comercio marítimo y colonial, la afluencia de metales preciosos de las minas europeas y americanas y las innovaciones técnicas sobre todo en la agricultura.
Situación política.
Es un periodo de gran inestabilidad. Muchos países europeos llevan a cabo su expansionismo colonial. Se van consolidando los Estados modernos, independientes y soberanos, que se enfrentan en sus afanes imperialistas. La mayor tentativa en este sentido es la protagonizada por los Habsburgo de España y Austria, que origina la guerra de los Treinta años (1618-1648) entre los Estados católicos y protestantes del imperio alemán, en la que intervienen casi todos los estados europeos, y que se pone punto y final en la Paz de Westfalia (1648).
El siglo XVII es el siglo de la monarquía absoluta que tiene como modelos a los reinos de España (Felipe IV), Francia (Luis XIV), Inglaterra (Carlos II). T. Hobbes es el teórico defensor del absolutismo, mientras que Locke del liberalismo político.
Arte, cultura y ciencia: El Barroco.
Desde el punto de vista artístico el S.XVII es el siglo del Barroco que estéticamente supone una degeneración del gusto renacentista, de línea clásica, al destacar el predominio del movimiento, la profusión de detalles, la subordinación de las partes al todo, el pesimismo ante la fugacidad de la vida. El arte barroco se desarrolla, sobre todo, en los países católicos, vinculado a la contrarreforma.
 En literatura destacan Shakespeare, Cervantes, Lope de Vega, Calderón, Quevedo, Bossuet, Moliére, John Milton.
 En música es el siglo de la ópera, teatro musical que Jean Baptiste Lully hace triunfar en la corte de Versalles. Destacan el veneciano Antonio Vivaldi y J Pachelbel.
 En pintura: Rembrandt, Velázquez, Murrillo, Zurbarán Caravaggio, Rubens.
 Arquitectura: La grandiosidad de sus construcciones se pueden observar en la Basílica de San Pedro de Roma, el palacio de Versalles, etc.
 Ciencia: se consolida el desarrollo de la ciencia moderna iniciada en el Renacimiento. Los filósofos buscan una nueva fundamentación de la ciencia por medio del método: Francis Bacon lo hace con el método inductivo que recoge en su Novum Organum; Galileo con el método resolutivo-compositivo; y Descartes con el método analítico-deductivo. En el campo de la astronomía, Galileo y Kepler terminan por fundamentar la hipótesis copernicana, de este modo establecen el nuevo paradigma cosmológico: heliocéntrico. En el ámbito de la Física, Galieo refuta la vieja física aristotélica y pone las bases matemáticas de la nueva física moderna que culmina con la mecánica clásica newtoniana. En este sentido, la matemática por su rigor, exactitud y certeza se convierte en el modelo de ciencia. Contribuyen a su progreso Descartes que desarrolla la geometría analítica; Fermat que fue el precursor del cálculo diferencial e integral y uno de los inventores del cálculo de probabilidades; Leibniz que desarrolla el cálculo diferencial y el cálculo infinitesimal y propone la unidad de la ciencia por medio de la característica universal.

2. Contexto ideológico. La filosofía moderna.

Como hemos visto en el estudio de Santo Tomás y Guillermo de Ockham la filosofía medieval fue una filosofía teologizada. Su punto de partida y de llegada es Dios. Los teólogos hacen las veces de filósofos y no dudan de utilizar a la razón y a la filosofía como instrumentos al servicio de la fe para comprender la naturaleza de Dios y construir una teología racional (entiendo para creer y creo para entender). Sin embargo, la cuestión de Dios está abierta a otras de gran calado filosófico: el ser, el conocimiento, la moral, la política, el hombre, etc. En este sentido, la filosofía escolástica continúa con la tradición griega, que no duda en incorporar a su cuerpo doctrinal hasta que en el S.XIV los nominalistas abren la vía moderna en el filosofar y disuelven el maridaje razón y fe. Esta ruptura tiene motivaciones teológicas, depurar a la fe de toda ingerencia de la metafísica griega que la pueda destruir y de este modo salvar la omnipotencia de Dios. Sin embargo, consiguen el efecto contrario: refuerzan el poder crítico, escéptico y autónomo de la razón. Con ello, dan un giro en la especulación filosófica al conceder el protagonismo al sujeto que conoce y no al ser, a la lógica y no tanto a la ontología. De este modo, los nominalistas ponen los pilares de la modernidad filosófica y científica.
En el Renacimiento no encontramos pensamiento filosófico sistemático y riguroso. La filosofía en esta época queda reducida a memoria y filología. El filósofo es el humanista. La ausencia de referentes filosóficos será la contrarrestada por la abundancia de referentes estéticos y literarios y por un puñado de vagas filosofías: neoplatonismo, noearistotelismo, estoicismo, epicureismo, etc.
Sin embargo, en el S. XVII la filosofía recobra su vigor y relevancia en la medida que toma como modelo a la ciencia. Suele fecharse en el S. XVII el arranque de la filosofía moderna y se extiende hasta el primer tercio del S.XIX. De acuerdo con esta periorización su iniciador fue Descartes (1596-1650) y su último gran representante es Kant.
Dentro del pensamiento moderno se distinguen cuatro grandes corrientes: el racionalismo: Descartes (1596-1650), Spinoza (1632-1677), Malebranche (1638-1715), Leibniz (1646-1716); el empirismo: Locke (1632-1704), Hume (1711-1776), Berkeley (1685-1753); la ilustración o iluminismo: (Voltaire (1694-1778), Diderot (1713-1784) y Rousseau (1712-1786); y por último, el idealismo trascendental o criticismo de Kant (1724-1804).

Características de la filosofía moderna:
 Ruptura con el pensamiento medieval. Son conscientes de que hay que derribar el viejo edificio filosófico y reconstruir uno nuevo sobre firmes cimientos. Estos cimientos son la razón autónoma y crítica y una nueva metodología que la oriente hacia el conocimiento seguro.
 Como consecuencia de esta vuelta a la razón, la filosofía se vuelve pensamiento riguroso, recobra vitalidad la crítica y gana en autonomía respecto a la Autoridad y la fe y lo hace, porque toma como modelo a la ciencia, en concreto la física matemática. En este sentido, la principal preocupación de la filosofía es encontrar un método preciso para “filosofar” y llegar a la verdad de las cosas.
Se puede decir que el problema de la filosofía moderna es el “uso” de la razón y no la razón como problema, de ahí la preocupación de los filósofos en construir métodos y teorías con las que reformar el entendimiento . Al respecto, los racionalistas se fijan en el método analítico-deductivo propio de la matemática, mientras que los empiristas toman como modelo el método sintético-inductivo de la física. Pero la filosofía no sólo se fija en la ciencia como ideal de conocimiento, sino que también pretende, como en el caso de Descartes, su fundamentación filosófica y llevar acabo el ideal lluliano de unidad de la ciencia mediante una ciencia general.
 Por lo tanto, la filosofía moderna es la vuelta al yo pensante. El sujeto es el protagonista, un sujeto que sujeta a todo, que proyecta y produce a los otros sujetos y objetos: el mundo y el conocimiento, la política y la moral, la ciencia, aunque en algunos casos el sujeto suele estar sujetado por Dios –Descartes-. Esta vuelta a la subjetividad y nueva concepción de la verdad como descubrimiento lleva a los filósofos a reflexionar críticamente sobre el conocimiento, interesándose no tanto por el qué, sino por cómo conocemos, es decir, por las fuentes, límites y posibilidades del conocimiento humano de cara a conocer la verdad. Por eso la filosofía moderna es principalmente epistemología. En este sentido, como veremos la respuesta es doble: para los racionalistas la fuente del conocimiento objetivo es la razón, mientras que para los empiristas es la experiencia.
 Por último, ligado a este optimismo en el poder de la razón y de las ciencias aparece la idea de progreso, clave en toda modernidad: “saber es poder”, poder para comprender el mundo y reformar la naturaleza en orden al bienestar de la sociedad. Este idea reguladora sustituye a la ida de providencia en el discurrir de la historia, cuyo motor es la ciencia y la tecnología.

2.1. Racionalismo (Parménides, Sócrates, Platón, Descartes, Espinoza, Leibniz, Malebranche, etc.)
A Descartes hay que situarlo como filósofo dentro de la corriente del “racionalismo moderno”, para muchos la filosofía del Barroco.
¿Qué entendemos por racionalismo?
 Por racionalismo (del latín, ratio, razón) se entiende la actitud filosófica de confianza absoluta en el poder de la razón, que definen en términos de suficiencia y crítica y como la única fuente válida de conocimiento, ya que los sentidos son fuente de error.
 Identifican el ser y con el pensar. Al reducir el conocimiento a la razón, admiten la existencia en su interior de contenidos innatos que hacen las veces de primeros principios, a partir de los cuales deducen la realidad y la verdad y objetividad en el conocimiento. En consecuencia, la idea engendra al ser. Existe una coincidencia entre pensamiento y realidad, “El orden y conexión de las ideas es el mismo que el orden y conexión de las cosas” (Espinoza).
 El modelo de ciencia ideal es la matemática y la deducción el método infalible aplicado al pensamiento. Su utilización sistemática en el conocimiento permite encadenar verdades y llevar al hombre a conocer por sí mismo la verdad (se puede decir, que la razón del racionalismo no es la razón especulativa de la metafísica medieval, sino la razón funcional de la matemática).
 El racionalismo supone también una nueva cosmovisión científica del mundo y de la naturaleza: “El mecanicismo”. Reducen el universo a materia y movimiento. Las leyes del universo son las leyes de la mecánica. En él no hay causas finales pues todo ocurre por necesidad. Es un universo determinista.
 Por último, los racionalistas pretenden elaborar una ciencia única, general, universal y necesaria -mathesis universalis- tomando como modelo la matemática, válida para todo hombre y todos los aspectos de la realidad que permita al hombre dominar la naturaleza.

3. La circunstancia vital: vida y obras de René Descartes (1596-1650) .

Descartes nació el 31 de marzo de 1596 en La Haye, en la Turena francesa. Pertenecía a una familia de la baja nobleza, siendo su padre, Joachin Descartes, Consejero en el Parlamento de Bretaña. La temprana muerte de su madre, Jeanne Brochard, pocos meses después de su nacimiento, le llevará a ser criado en casa de su abuela materna, a cargo de una nodriza a la que permanecerá ligado toda su vida. Posteriormente hará sus estudios en el colegio de los jesuitas de La Flèche, hasta los dieciséis años, estudiando luego Derecho en la Universidad de Poitiers. Según la propia confesión de Descartes, tanto en el Discurso del método como en las Meditaciones, las enseñanzas del colegio le decepcionaron, debido a las numerosas lagunas que presentaban los saberes recibidos, a excepción de las matemáticas, en donde veía la posibilidad de encontrar un verdadero saber.
Esta muestra de escepticismo, que Descartes presenta como un rasgo personal es, sin embargo, una característica del pensamiento de finales del siglo XVI y principios del XVII, en los que el pirronismo ejerció una notable influencia. Terminados sus estudios Descartes comienza un período de viajes, apartándose de las aulas, convencido de no poder encontrar en ellas el verdadero saber:
"Por ello, tan pronto como la edad me permitió salir de la sujeción de mis preceptores, abandoné completamente el estudio de las letras. Y, tomando la decisión de no buscar otra ciencia que la que pudiera hallar en mí mismo o en el gran libro del mundo, dediqué el resto de mi juventud a viajar, a conocer cortes y ejércitos, a tratar con gentes de diversos temperamentos y condiciones, a recoger diferentes experiencias, a ponerme a mí mismo a prueba en las ocasiones que la fortuna me deparaba, y a hacer siempre tal reflexión sobre las cosas que se me presentaban, que pudiese obtener algún provecho de ellas." (Discurso del método)
Después de sus estudios opta, pues, por la carrera de las armas y se enrola en 1618, en Holanda, en las tropas de Maurice de Nassau, príncipe de Orange. Allí conocerá a un joven científico, Isaac Beeckman, para quien escribe pequeños trabajos de física, como "Sobre la presión del agua en un vaso" y "Sobre la caída de una piedra en el vacío", así como un compendio de música. Durante varios años mantienen una intensa y estrecha amistad, ejerciendo Beeckman una influencia decisiva sobre Descartes, sobre todo en la concepción de una física matemática, en la que había sido instruido por Beeckman. Continúa posteriormente sus investigaciones en geometría, álgebra y mecánica, orientado hacia la búsqueda de un método "científico" y universal.
En 1619 abandona Holanda y se instala en Dinamarca, y luego en Alemania, asistiendo a la coronación del emperador Fernando en Frankfurt. Se enrola entonces en el ejército del duque Maximiliano de Baviera. Acuartelado cerca de Baviera durante el invierno, pasa su tiempo en una habitación calentada por una estufa, donde elabora su método, fusión de procedimientos lógicos, geométricos y algebraicos. De esa época será la concepción de la posibilidad de una matemática universal (la idea de una ciencia universal, de un verdadero saber) y se promete emplearla en renovar toda la ciencia y toda la filosofía.
La noche del 10 de noviembre de 1619 tiene tres sueños sucesivos que interpreta como un mensaje del cielo para consagrarse a su misión filosófica. La importancia que concede Descartes a estos sueños choca con las características que se le atribuyen ordinariamente a su sistema ( racionalismo), pero según el mismo Descartes nos relata, estarían en la base de su determinación de dedicarse a la filosofía, y contendrían ya la idea de la posibilidad de fundamentar con certeza el conocimiento y, con ello, reconstruir el edificio del saber sobre cimientos firmes y seguros. Habiéndose dotado con su método de una moral provisional, renuncia a su carrera en el ejército. De 1620 a 1628 viaja a través de Europa, residiendo en París entre los años 1625-28, dedicando su tiempo a las relaciones sociales y al estudio, entablando amistad con el cardenal Bérulle, quien le animará a desarrollar sus teorías en afinidad con el catolicismo. Durante este período se ejercita en su método, se libera de los prejuicios, acumula experiencias y elabora múltiples trabajos descubriendo especialmente en 1626 la ley de refracción de los rayos luminosos. También en esta época redacta las "Reglas para la dirección del espíritu", obra inacabada que expone lo esencial de su método.
En 1628 se retira a Holanda para trabajar en paz. Permanecerá allí veinte años, cambiando a menudo de residencia, completamente ocupado en su tarea filosófica. Comienza por componer un pequeño tratado de metafísica sobre el alma y Dios del que se dice satisfecho y que debe servir a la vez de arma contra el ateísmo y de fundamento de la física. Dicho tratado contendría ya las ideas fundamentales de lo que serían posteriormente las "Meditaciones metafísicas", según algunos estudiosos del cartesianismo, opinión no compartida por otros, que creen demasiado temprana la fecha como para que Descartes estuviese ya en posesión de su metafísica.
Interrumpe la elaboración de dicho tratado para escribir en 1629 un "Tratado del mundo y de la luz" que acaba en 1633 y que contiene su física, de carácter mecanicista. Pero, habiendo conocido por azar la condena de Galileo por haber sostenido el movimiento de la tierra (que también sostenía Descartes), renuncia a publicar su trabajo. Por una parte no quiere enfrentarse con la Iglesia a la cual está sometido por la fe. Por otra, piensa que el conflicto entre la ciencia y la religión es un malentendido. En fin, espera que un día el mundo comprenderá y que podrá editar su libro. Este "miedo" de Descartes ante la condena de Galileo ha llevado a algunos estudiosos a buscar en su obra un significado "oculto", llegando a interpretar la demostración de la existencia de Dios que realiza en las Meditaciones como un simple ejercicio de prudencia, que no se correspondería con el "auténtico" pensamiento cartesiano sobre la cuestión. Para difundir su doctrina mientras tanto publica resúmenes de su física, precedidos por un prefacio. Es el famoso "Discurso del método", seguido de "La Dióptrica", los "Meteoros" y "La Geometría", que sólo son ensayos de este método (1637). El éxito le conduce a dedicarse completamente a la filosofía. Publica en 1641, en latín, la "Meditaciones sobre la filosofía primera", más conocida como Las Meditaciones metafísicas, que somete previamente a los grandes espíritus de la época (Mersenne, Gassendi, Arnauld, Hobbes...) cuyas objeciones seguidas de respuestas serán publicadas al mismo tiempo. En 1640 muere su hija Francine, nacida en 1635, fruto de la relación amorosa mantenida con una sirvienta. En 1644 publica en latín los "Principios de la filosofía". La publicación de estas obras le proporciona a Descartes el reconocimiento público, pero también es la causa de numerosas disputas.
En 1643 conoce a Elizabeth de Bohemia, hija del elector palatino destronado y exiliado en Holanda. La princesa lo adopta como director de conciencia, de donde surgirá una abundante correspondencia en la que Descartes profundiza sobre la moral y sobre sus opiniones políticas y que le conducen en 1649 a la publicación de "Las pasiones del alma", más conocida como el Tratado de las pasiones, que será la última obra publicada en vida del autor y supervisada por él.
Posteriormente realiza tres viajes a Francia, en 1644, 47 y 48. Será en el curso del segundo cuando conozca a Pascal. Su fama le valdrá la atención de la reina Cristina de Suecia. Es invitado por ella en febrero de 1649 para que le introduzca en su filosofía. Descartes, reticente, parte sin embargo en septiembre para Suecia. El alejamiento, el rigor del invierno, la envidia de los doctos, contraría su estancia. La reina le cita en palacio cada mañana a las cinco de la madrugada para recibir sus lecciones. Descartes, de salud frágil y acostumbrado a permanecer escribiendo en la cama hasta media mañana, coge frío y muere de una neumonía en Estocolmo el 11 de febrero de 1650 a la edad de 53 años.


4. La búsqueda de un método adecuado para dirigir la razón hacia la verdad de las cosas.

4.1. Motivaciones filosóficas: la búsqueda de la verdad para conducir ordenadamente la vida.
El punto de partida es la obsesión por encontrar certezas en el conocimiento humano y de este modo vivir en la verdad de las cosas y dirigir conveniente la vida en orden a tener una buena vida y ser feliz. La ignorancia vuelve al hombre miserable e indigno; en cambio el conocimiento, la luz de la verdad le permite alcanzar la libertad y felicidad .
Esta búsqueda de certezas implica previamente un replanteamiento en su conjunto del conocimiento: las fuentes, límites y objetividad, así como, la revisión de los fundamentos del saber (ciencia y filosofía) de su tiempo. Descartes como todos los modernos es consciente que hay que romper con el saber tradicional, que es necesario derribar el viejo edificio filosófico (escolástica) para edificar uno nuevo de sólidos cimientos . Estos cimientos son: una nueva razón autónoma, crítica y autosuficiente y una nueva lógica o método que la dirija.

4.2. ¿Por qué un método? : La razón no es infalible.
Descartes confía en el poder de la razón (nos habla de una “bona mens”) como instrumento para alcanzar la verdad. La razón en sí misma es autosuficiente y fuente de todo conocimiento objetivo. Sin embargo, en esa búsqueda de la verdad puede caer en el error y en contradicciones como lo demuestra la discrepancia que suele haber entre los hombres acerca de un mismo asunto o las continuas disputas y contradicciones a las que se ve sometida la misma filosofía. ¿Por qué esta ausencia de unidad? ¿es que no es posible un conocimiento objetivo y unitario de las cosas?
Como decíamos, para Descartes el problema del conocimiento objetivo no es la razón como problema, sino su buen uso o dirección, ya que no basta con tener capacidad racional hay que saber utilizarla bien. “No basta con tener un buen espíritu, hay que aplicarlo bien”. Por lo que el método es precisamente el medio adecuado para dirigir u ordenar bien la razón. De esta manera alcanza la verdad por sí misma y no se desvía del camino seguro de la certeza.

4.3. ¿Qué método es el adecuado?: deducción o “análisis geométrico”.
Descartes de todas las enseñanzas que aprendió sólo estima como válidas a las matemáticas por su valor práctico y rigor demostrativo. Pues bien, las matemáticas son el modelo de ciencia general en que se fija y, en particular, en el método de “análisis geométrico” que emplean los geómetras, de ahí que nos diga que su método es “in more geométrico”.
(La razón cartesiana y en general la de los racionalistas es un modelo de razón analítico-matemática).

4.4. Las reglas del método. ¿En qué consiste el método?
Descartes previa a la redacción del “Discurso del método” escribe sus “Reglas para la dirección del espíritu”, publicada póstumamente en 1701. En esta obra ya menciona una serie reglas metodológicas que posteriormente concreta y define aún más en el “Discurso del Método” (1637).
Estas reglas se caracterizan por su sencillez, ya que pueden ser utilizadas sin dificultad alguna por cualquier persona, y su rigurosa aplicación evita tomar lo falso como verdadero. “Por método entiendo una serie de reglas ciertas y fáciles, cualquiera que las observe con exactitud, jamás tomará nada como verdadero y, sin consumir inútilmente esfuerzo alguno de la mente, sino aumentando gradualmente la ciencia, llegará al conocimiento verdadero de aquellas cosas que es capaz”.

Las reglas del método .
Descartes frente a la lógica medieval propone un ars inveniendi (una lógica del descubrimiento) basado en cuatro reglas muy sencillas que se refieren a dos operaciones del espíritu (razón):
• la intuición que es “la visión intelectual” directa de una verdad o naturaleza simple, que es evidente en sí misma; es decir, clara y distinta. Toda intuición es verdadera, excluye al error.
• y la deducción racional (análisis-síntesis) que consiste en derivar de las verdades evidentes otras verdades utilizando la razón, al modo de geómetras (precedente: Euclides y sus Elementos de Geometría).
Estos dos momentos se desarrollan en cuatro reglas, cuya correcta aplicación ha de conducir a la verdad de las cosas y al conocimiento objetivo. Las reglas son: evidencia, análisis, síntesis y enumeración. Veamos en qué consisten (2ª Parte del Discurso del Método).

1º Regla: “Regla de la evidencia”: “No admitir jamás como verdadera cosa alguna sin conocerla con evidencia que lo era; es decir, evitar cuidadosamente la precipitación y la prevención y no comprender, en mis juicios, nada más que lo que se presente a mi espíritu tan clara y distintamente que no tuviese motivo para ponerlo en duda”.

Esta regla enuncia el principio normativo de la evidencia al enumerar las condiciones necesarias para que aquélla pueda lograrse. Los atributos de la evidencia son: “La claridad y distinción”. ¿En qué consiste la claridad y la distinción? Descartes entiende por “claridad” aquello presente y manifiesto a un espíritu atento. Y por “distinción” aquello que es preciso y diferente a todo lo demás. En este sentido, una idea es clara, cuan sí y tiene claridad interior. Por ejemplo: 2+2= 4; “el todo es mayor que la parte”, “una diagonal divide un cuadrado en dos triángulos rectángulos”.
Por tanto, algo es evidente cuando es claro y distinto. La evidencia es el criterio de verdad, caracteriza al conocimiento científico y se opone a la probabilidad y verosimilitud, que para Descartes es sinónimo de falsedad.
¿Cómo la razón reconoce un conocimiento evidente, es decir, claro y distinto?
Por medio de la intuición intelectual. Como hemos dicho antes, la intuición es la visión intelectiva, inmediata y puntual de algo presente ante el pensamiento. En este sentido, la intuición excluye toda posibilidad de error. Por intuición sé ciertamente que 2+2=4.
Por último, esta primera regla también aporta una serie de consideraciones prácticas para todo aquel que la ponga en práctica: Primero, ser escépticos y dudar de todo para poder descubrir lo indubitable y, segundo, ser prudentes, cautelosos en nuestros juicios, evitando la “precipitación y la prevención”. ¿Qué es la precipitación y la prevención? La precipitación es tomar como verdadera una idea que es confusa, que no se muestra clara y distinta. La prevención es todo lo contrario, es negarse a admitir una idea a pesar de ser clara y distinta.

2ª Regla: “Regla del análisis”. “Dividir cada una de las dificultades que examinare en tantas partes como fuese posible y en cuantas requiriese su mejor solución”.

Una vez establecida en la primera regla el criterio de certeza Descartes formula en la segunda regla la primera parte del método: El análisis o resolución.
El procedimiento de análisis es un procedimiento de descomposición. Consiste en “disolver” la idea compleja y dudosa en sus elementos más simples (naturalezas simples) para conocer su verdad. Una vez conocida su verdad, comienza el verdadero proceso de elaboración del conocimiento a través de la deducción que Descartes recoge en la tercera regla.

3ª Regla: Regla de la síntesis”: “Conducir ordenadamente mis pensamientos, comenzando por los elementos más simples y más fáciles de conocer, para ir ascendiendo poco a poco, como por grados, hasta el conocimiento de los más compuestos; y suponiendo un orden aun entre aquellos que no se preceden naturalmente unos a otros”.

Esta tercera regla enuncia la segunda parte del método, la síntesis deductiva o composición. Consiste en la recomposición o encadenamiento deductivo de las ideas o verdades parciales que se han descubierto intuitivamente en el análisis. Una vez se ha establecido un conjunto no muy numeroso de verdades absolutas (axiomas) y no dependientes de otras verdades, se podrá progresar en el conocimiento encadenando nuevas verdades, al modo como lo hacen los geómetras en sus demostraciones .
La evidencia intuitiva es la garantía de la deducción. A partir verdades intuidas y siguiendo un riguroso orden deductivo se alcanzan nuevas verdades que se apoyan en la verdad primera intuida. Por ello, la verdad de la deducción se justifica en la intuición .
Estamos ante un ars inveniendi, una lógica que crea y descubre, frente a la lógica de los medievales (el silogismo) que afirma lo que ya se sabe, explica lo ya conocido.

4ª Regla: Regla de la enumeracón”. “Hacer en todo enumeraciones tan completas y revisiones tan generales que estuviera seguro de no omitir nada”.

Por último, para que el proceso sea completo y no omitir nada es recomendable periódicamente hacer revisiones y enumeraciones. Así, el análisis se comprueba con la enumeración, mientras que la síntesis con la revisión, de esta manera se obtiene una intuición general y una evidencia simultánea del conjunto, sin que falte nada, es decir, un conocimiento absolutamente cierto e inequívoco.

Una vez en posesión del método el siguiente paso es aplicarlo a la propia razón con el fin de que halle por sí misma la verdad, pero también ha de emplearse para construir un nuevo edificio filosófico y científico asentado sobre la firmeza de una “razón autónoma y crítica”. Descartes busca la unidad de la ciencia sobre un fundamento de la certeza. En concreto, sobre una mathesis universalis, o ciencia general en la que se articulen bajo una misma verdad el conjunto de las ciencias de la cantidad. Este sueño lo encontramos ya en el mallorquín Raimon Llull y posteriormente en Leibniz.

4.5. Aplicación del método.
Una vez diseñado el método que ha de conducir a la verdad de las cosas y pensamientos Descartes lo aplica sobre sí mismo. El punto de partida de su aventura filosófica es el yo pensante una vez ha renunciado al saber aprendido (saber escolástico) y tras descubrir que el libro del mundo le ofrece pocas cosas ciertas y seguras.

4.5.1. Parte destructiva. Los niveles de la duda.
El objetivo de Descartes es recomponer el conocimiento sobre principios evidentes, por ello, su pretensión prioritaria es hallar intuitivamente un primer principio o verdad indubitable (axioma) aplicando la primera regla del método: “dudar y renunciar a todo aquello que no es claro y distinto”.
¿Cómo es la duda cartesiana?
(Precedentes: los estoicos ya utilizaron argumentos contra los académicos, Cicerón, San Agustín “si me engaño existo”, Tomás Campanella, Francisco Sánchez “nihil scitur”).
En este sentido, Descartes duda de lo incierto y verosímil sabiendo o confiando que hallará lo evidente.
 No es la duda del escéptico que niega toda posibilidad de conocer la verdad. La duda cartesiana es una duda positiva y constructiva de certezas. Busca verdades y no duda de la verdad.
 Es universal pero imitada en sus efectos. Se aplica a todos los contenidos de la conciencia que no se muestren evidentes, quedando a salvo la acción, la moral, la religión y algunos principios evidentes de razón natural.
 Es metódica, circunstancial e instrumental, es decir, es un medio y no un fin de cara a encontrar certezas.
 Es voluntaria y ficticia. Dudar es un acto valiente de decisión “Decidí por mí la búsqueda de la verdad” y es ficticia en tanto es la suspensión temporal y provisional del juicio y los conocimientos (epoché), hasta que se encuentre el más leve indicio de certidumbre.

¿Sobre que dudar? (Los niveles de la duda).
El ataque de la duda se dirige no a la razón en sí sino a sus contenidos. La razón está sana, el problema es un problema de contenidos, que a su vez remite al método de adquisición de esos contenidos como problema.
En esa búsqueda de la verdad hay que comenzar por desechar todo aquello que no se presente de forma clara y distinta (evidente) a un espíritu atento. En ese sentido, en orden a establecer una duda universal, pero metódica, comienza dudando:
1. De las enseñanzas recibidas. De todas ellas sólo estima las matemáticas, el álgebra, la geometría por su valor práctico y demostrativo. Por lo tanto, el primer objetivo es el rechazo de la filosofía escolástica junto a su lógica: el silogismo.
2. De los sentidos (experiencia) y del cuerpo. De lo que aprendió por medio de los sentidos (experiencia). Descartes como todo racionalista considera que los sentidos junto a la imaginación son fuentes de error en el conocimiento (Parménides, Platón). Esta renuncia al testimonio de los sentidos, como es lógico, le hará dudar de la existencia del propio cuerpo, ya que solamente se puede conocer por la vista, el tacto y otros sentidos.
3. De la realidad. Descartes eleva el sueño a rango de realidad. En ese caso plantea la hipótesis calderoniana de que la vida es sueño. Hay sueños tan claros que parecen reales. Por tanto, nuestra vivencia de la realidad perfectamente puede ser una ilusión onírica. En consecuencia hay que dudar de la realidad.
4. De los contenidos del entendimiento. Para ello utiliza el recurso de un genio maligno “artero, engañador y poderoso” (este recurso ya fue empleado en el S.XIV por los nominalistas, y es la idea de un Dios omnipotente –Escoto, Ockham- y su voluntarismo teológico y moral-).
Con el argumento de “genio maligno” pretende atacar las verdades matemáticas, geométricas, aritméticas que quedaban a salvo el recurso del sueño (2+2=4 en sueño o en un estado de vigilia) e instalar la duda absoluta o “hiperbólica” en el entendimiento. Si hay un dios nada es cierto, no hay mundo, ni cuerpo, ni conocimientos seguros, ni siquiera verdades matemáticas, en con secuencia, es imposible el conocimiento y la ciencia, pues todo es incierto, la única cosa cierta es que dudo.

4.5.2. El resultado de la duda: El cogito ergo sum (pienso, luego existo) como primera certeza absoluta.
Como vemos la utilización de la duda parece no dejar nada a salvo, sin embargo, Descartes se da cuenta de una única cosa cierta: “que duda”. Puede dudar de todo, incluso de que duda, pero aún así duda. Por tanto, he aquí la primera certeza o evidencia que buscaba: que duda, o, lo que es lo mismo, que piensa, pues el acto de dudar es un acto del pensar (“una persona que piensa es una persona que entiende, duda, concibe, afirma, niega, quiere, no quiere, imagina, siente, Meditación II).
A la certeza de la duda le acompaña la certeza de la existencia: en tanto duda, es (existe). ”Puedo estar persuadido que no hay nada en el mundo: ni cielos, ni tierra, ni espíritus, ni cuerpos, pero no puedo pensar que yo que pienso esas cosas, no existo al mismo tiempo que las pienso”.
De este modo Descartes ha dado con la primera certeza indubitable que buscaba sobre la que prende reconstruir sólidamente su conocimiento y el nuevo edificio científico-filosófico. La certeza, clara y distinta es la intuición intelectual: “pienso luego existo”, cogito ergo sum .





La metafísica cartesiana: la substacia y sus atributos.

Una vez encontrada la primera certeza Descartes deduce la primera realidad, que es él mismo como “substancia pensante” (res cogitans) . “Yo soy una substancia cuya esencia o naturaleza es pensar, y que para ser no tiene necesidad de ningún lugar, ni depende de cosa material alguna”.
¿Y qué pienso? como tal pienso ideas y no cosas, que son el contenido del pensamiento.
Descartes analiza los diversos tipos de ideas del pensamiento y descubre que son de tres tipos:
 Las ideas adquiridas o adventicias: Son aquellas que parecen provenir de la experiencia externa. Por ejemplo, la idea de hombre, la idea de árbol, etc. Son ideas confusas de las que hay que desconfiar pues tienen su origen en la experiencia. (Además todavía no ha logrado demostrar que exista un mundo y un cuerpo exterior al pensamiento).
 Las ideas artificiales o facticias: Son ideas inverosímiles elaboradas por la fantasía o imaginación a partir de otras ideas que también hay que rechazar. Por ejemplo, la idea de centauro, de sirena, etc.
 Las ideas innatas: no provienen de ninguna experiencia externa ni interna ni son el resultado de combinaciones de ideas, por lo tanto, están en la mente en su origen. En otras palabras, se nace con ellas (este es uno de los principios del racionalismo: la conciencia, con independencia de la experiencia, pone su propio contenido). Son ideas con sentido propio, evidentes, inmediatas, intuitivas y hacen las veces de primeros principios (axiomas), a partir de las que se puede deducir la realidad y la objetividad en el conocimiento.

La substacia pensante.
De todas las ideas innatas Descartes menciona tres: la idea de pensamiento (alma), la idea de infinito (Dios) y la idea de extensión (cuerpos o materia). Cada idea se corresponde con tres ámbitos de la realidad, que llama substancia y que define como “aquello que existe de tal modo que no necesita de ninguna otra cosa para existir”. Estas substancias son:
o La substancia pensante (res cogitans) -Se corresponde con la idea de pensamiento o alma-. Es una realidad o substancia creada, finita cuyo atributo es el pensamiento y sus modos, que son modificaciones de los atributos,: pensar, imaginar, sentir, afirmar, negar, dudar, etc.
o La substancia infinita (res infinita) -Se corresponde con la idea de infinitud –Dios-. Es la verdadera substancia, como tal es increada, infinita y perfecta. Sus atributos: la perfección, la existencia, la omniscencia, la omnipotencia, la infinitud.
o La substancia extensa (res extensa) Se corresponde con la idea de extensión -cuerpo o mundo-. Es una substancia creada y finita. Su atributo es la extensión y sus modos la figura y el movimiento.

Pues bien, una vez descubierto el cogito (pienso, luego existo) como primer principio y analizadas las ideas que contiene el pensamiento, el siguiente paso es la reconstrucción de la realidad que previamente había negado por verosímil. Por lo tanto, el pensamiento da a luz la realidad (idealismo).

4.6. A la realidad por medio de Dios.
Reconocido el pensamiento como primera realidad, el siguiente paso es la reconstrucción de la realidad exterior que previamente había negado. Ahora bien, para salir del “yo pienso” al mundo exterior necesita primeramente demostrar la existencia de Dios. ¿Por qué Dios? Está claro que no lo puede hacer directamente sobre la idea innata de extensión, ya que la presencia aún del genio maligno hace imposible la realidad y el conocimiento sobre ella. Por ello, demostrando que Dios existe desaparece el dios engañador y garantiza de este modo la existencia y naturaleza del mundo corpóreo y la verdad del conocimiento. Dios garantiza la verdad de lo ontológico y lo lógico.
¿Cómo va a demostrar Dios?
Descartes invierte el procedimiento escolástico. Tomás de Aquino llegaba al conocimiento de Dios a partir del conocimiento sensible (experiencia –demostraciones a posteriori )–Descartes por imperativo de la duda que aún niega la realidad de los cuerpos, el mundo exterior, se ve obligado a hacerlo desde la idea clara y distinta de lo perfecto e infinito, es decir, a partir de su definición “Dios es una substancia infinita, eterna, inmutable, independiente, omnisciente y por la cual yo mismo y todas las demás cosas existen (si es verdad que algunas existen) hemos sido creados y producidos” Meditación II. Por lo que va de lo lógico (idea de lo perfecto e infinito) a lo ontológico (existencia de Dios), procedimiento ya utilizado por san Anselmo (demostración “propter quid”).

Para demostrar que Dios existe emplea tres argumentos:
 Por la idea de Dios en sí misma (argumento ontológico). Descartes acepta el argumento ontológico de san Anselmo. La idea de Dios es pensada bajo los atributos de lo perfecto e infinito que definen su esencia. Pues bien, una substancia perfecta e infinita necesariamente tiene que existir de lo contrario le faltaría uno de los atributos y dejaría de ser perfecta. Luego, es evidente que Dios existe.
 Por la causa de mi idea de lo perfecto e infinito (argumento gnoseológico). Este argumento ya fue planteado por San Agustín y Descartes lo reformula del modo siguiente: todo lo que es o existe no es causa de sí mismo, por lo que es efecto de una causa eficiente que siempre es proporcional al efecto causado. En ese caso, puesto que el pensamiento contiene la idea de lo infinito y perfecto y estas cualidades no son propias de la naturaleza humana, pues somos finitos e imperfectos, parece claro que necesariamente habrá una realidad actual con esas cualidades que sea causa de esa idea y no es otra que Dios, el cual ha colocado en nosotros la idea de su infinitud y perfección. “Ha sido puesta en mi por una naturaleza más perfecta que yo, poseedora de todas las perfecciones de que yo pudiera tener idea, es decir, por Dios” (Discurso del Método, 4ª parte).
 Dios, causa perfecta de mí ser (vía tomista de lo contingente y necesario). El argumento que emplea va de la idea de ser perfecto e infinito a la demostración de su propia existencia, que es contingente y que por lo tanto reclama la existencia de un ser necesario, Dios, que es causa de la creación y conservación de todo cuanto es. El argumento una vez más parte de la idea de un ser perfecto (Dios). Si yo poseo la idea de Dios, ¿podría existir si Él no existiera? ¿de dónde proviene mi existencia? Está claro que no somos causa de nuestra propia existencia, ya que de lo contrario nos daríamos todas las perfecciones que nos faltan. Tampoco está claro que la existencia nos es dada por nuestros padres u otras causas menos perfectas que Dios. Porque una de dos, o esas causas tienen su origen y su existencia en sí mismas, o en otras causas. Si las tienen en sí mismas son Dios, si no las tienen en sí mismas habrá que seguir ascendiendo en el orden de las causas. Pero como en nuestra deducción no podemos llegar hasta el infinito, es evidente que mis padres tampoco son causa de mi ser, aunque sí su causa física, pero ellos no me conservan ni me han hecho como substancia pensante. Así pues, mi existencia viene de otro ser que es causa sui y que es la causa de los demás seres. Esta causa sui es Dios. De su voluntad depende la creación y conservación de las cosas creadas.

4.7. La res extensa. La física cartesiana.
Una vez demostrada la existencia de Dios Descartes consigue dos cosas fundamentales: Obtiene un nuevo “criterio de certeza” que refuerza el de la evidencia y segundo, queda de este modo asegurada la existencia de la realidad extramental (el cuerpo y el mundo exterior).
A continuación acomete la deducción de la realidad material o mundo exterior. Para ello establece tres pruebas: la primera posible, la segunda probable y la tercera cierta.
• Es posible que existan cosas materiales porque esas cosas las concebimos claramente en las demostraciones de geometría.
• Es probable que existan cuerpos porque aparecen claramente en las representaciones de la imaginación y son convincentes de que existen en la realidad.
• Es cierto que existen cuerpos porque albergamos la idea clara y distinta de extensión y además se tiene esa convicción. Ahora bien, como Dios es bueno en todo busca y procura lo mejor para nuestro bien, no permitiría que nos engañásemos. Luego, esa convicción es real, los cuerpos existen.

¿Qué es un cuerpo?
Los cuerpos son subtancias finitas y creadas que se definen por la “extensión”, cuyas variaciones o modos son la figura y el movimiento. Poseen existencia independiente respecto del pensamiento. La ciencia que estudia a la” res extensa”; es la Física que por un lado investiga la naturaleza de los cuerpos reduciéndolos a la cantidad, es decir, ateniéndose a sus cualidades primarias u objetivas (geometría o teoría de la materia) y por otro, estudia el movimiento de los cuerpos en el espacio (la mecánica).
La mecánica es similar a la de los atomistas griegos, con la salvedad que para Descartes el universo, que se reduce a materia (extensión) y movimiento, carece de vacío, todo él es un continuo físico (extensión), lleno de corpúsculos inertes que permanecen en reposo mientras no reciban movimiento de una causa exterior, que en última instancia es Dios. Este universo repleto de materia es un universo creado y conservado por Dios, pero regulado por sí mismo mediante “las leyes que Dios ha puesto en la naturaleza”. Estas leyes o principios que hacen del universo una perfecta máquina de relojería son: El principio de conservación del movimiento (materia) , el principio de inercia ; a los que agrega la ley según la cual todo cuerpo tiende a moverse en línea recta, puesto que el movimiento rectilíneo es el originario y de él se derivan los demás.
En resumen, estamos ante un universo mecanicista y determinista en el que no hay lugar para la finalidad, la libertad ni el azar, pues todo está gobernado por leyes mecánicas necesarias. “Las reglas de la naturaleza son las reglas de la mecánica”.
En ese caso, cabe preguntarnos, ¿el ser humano, está también sujeto al determinismo físico? La pregunta nos sitúa en el ámbito de su antropología.

4.8. Antropología.
Descartes recupera el dualismo antropológico platónico al considera que ser humano está constituido de cuerpo y alma. El alma es una, simple e indivisible, es inmortal, posee ideas innatas y está dotada de varias facultades: sensibilidad, sentido común, memoria, imaginación, entendimiento, voluntad. Con todo, las facultades propias del alma son entendimiento y voluntad. En cambio, el cuerpo, como hemos visto, se define por la extensión, es decir, materia y movimiento y carece de sensaciones, ya que éstas son modos de pensar pertenecientes al alma. El cuerpo en ese caso es concebido como una máquina, cuyo motor principal es el calor del corazón.
Con esta distinción Descartes pretende salvaguardar la autonomía y libertad del alma respecto del cuerpo, ya que éste está gobernado por las leyes generales deterministas de la mecánica. Sin embargo, ¿cómo explicar la interacción cuerpo-alma? ¿actos físicos y los actos psíquicos?. ¿Cómo lo resuelve Descartes? Mediante la “glándula pineal”, que sitúa en el centro del cerebro, y que permite al alma y no al cuerpo sentir, decidir, percibir las pasiones mediante lo que él llama “espíritus vitales” .




4.9. Moral provisional.
En la tercera parte del Discurso del Método Descartes expone su “moral provisional” que aplica en tanto lleva a cabo la reconstrucción del saber filosófico .
Para Descartes el ámbito de la razón no es compatible con el ámbito de la voluntad. La razón se guía por certezas y es contenible, mientras que la voluntad lo hace por lo probable o verosímil y siempre está obligada a actuar. “Y muchas veces las acciones de la vida no admiten demora, es una verdad muy cierta que, cuando no está en nuestro poder discernir las opiniones más verdaderas, debemos seguir las más probables” (Cap. III. D.M.).
En consecuencia, estamos ante la antinomia acción-contemplación. El pensar va dirigido a la verdad y la acción hacia la vida. No existe contigüidad entre la teoría y la praxis. “Vivir es decidir”. Es preferible actuar aún equivocándonos que permanecer irresolutos. La actitud de la duda no es una actitud vital “cuando se vive no se filosofa y cuando se filosofa no se vive”.

¿Cómo es la moral por provisión cartesiana?
Es una moral de mínimos, subjetiva, de hecho está enunciada bajo máximas de acción y es una moral de circunstancias, para salir del paso.
Esta moral de circunstancias está constituida por tres máximas de acción:
• Primera máxima: “Obedecer las leyes y costumbres de mi país, conservando constantemente la religión (...) y rigiéndome en las restantes cosas según las opiniones más moderadas y más aceptadas en la práctica por personas más sensatas con quienes tuviera que convivir”.
• Segunda máxima: “Ser lo más firme y resuelto que pudiese en mis acciones y seguir con tanta constancia en las opiniones más dudosas, una vez resuelto a ello y como si fueran seguras”.
• Tercera máxima: “Procurar siempre vencerme a mí mismo antes que a la fortuna de alterar mis deseos antes que el orden del mundo, y acostumbrarme a creer que sólo nuestros pensamientos están enteramente en nuestro poder, de manera que, después de haber obrado lo mejor que hemos podido, en lo tocante a las cosas exteriores, lo que no logremos es absolutamente imposible para nosotros” .
Estas máximas morales no son efectivas si a ellas no incorpora la facultad de juzgar. Obra bien quien juzga correctamente.
Una vez establecidas las tres máximas que constituyen la moral provisional Descartes las sitúa junto a las verdades de fe, que son impenetrables a la duda.
Resumiendo, Descartes elabora una moral claramente heterónoma. La ley moral no emana del sujeto moral, sino de instancias ajenas a él como la iglesia, el Estado, las costumbres y las opiniones de los hombres más moderados. Es una ética de talante conformista que tiene como objetivo vivir tranquilamente, evitando la inconsciencia y la temeridad. Sus máximas no son conflictivas ya que proponen un estilo de vida en consonancia con los usos y costumbres sociales establecidas. Por tanto, no es una moral prescriptiva sino utilitarista, ya que la norma moral es la utilidad, el bienestar sin compromiso alguno.

Contextos para el comentario de texto del examen.

Contexto de época.
Descartes vivió en el S.XVII, el siglo del Barroco. Políticamente se consolida el modelo de Estado moderno, independiente y soberano; económicamente asistimos al desarrollo de un incipiente capitalismo comercial; culturalmente el Barroco es el siglo del teatro, de Shakespeare, Cervantes, Lope de Vega, Calderón; de la ópera con Jean Baptiste Lully, Vivaldi; de Rembrandt, Velázquez, Murrillo, Zurbarán Caravaggio en pintura; pero sobre todo, es el siglo en el que triunfa de la ciencia. Los filósofos buscan una nueva fundamentación metodológica de la ciencia: Francis Bacon lo hace por medio del método inductivo, Galileo con el método resolutivo-compositivo; y Descartes con el método analítico-deductivo. En el campo de la astronomía, Galileo y Kepler fundamentan la hipótesis copernicana y establecen las leyes de la mecánica celeste, de este modo se instaura un nuevo paradigma cosmológico: heliocéntrico. En el ámbito de la Física, Galileo refuta la vieja física aristotélica y pone las bases matemáticas de la física moderna que culmina con la mecánica clásica newtoniana. En este sentido, la matemática por su rigor, exactitud y certeza se convierte en el modelo de ciencia. Contribuyen a su progreso Descartes que desarrolla la geometría analítica; Fermat que fue el precursor del cálculo diferencial e integral y uno de los inventores del cálculo de probabilidades; Leibniz que desarrolla el cálculo diferencial y el cálculo infinitesimal y propone la unidad de la ciencia por medio de la característica universal.
Contexto ideológico.
El fragmento fue escrito por Descartes que como filósofo hay que situarla dentro del racionalismo moderno. Esta corriente filosófica que se remonta a Parménides y Platón, se caracteriza por confiar de forma absoluta en la razón, que es autosuficiente y la única fuente válida de conocimiento, ya que los sentidos junto a la ausencia de disciplina o método que la dirija son fuente de error. Por ello, proponen la “deducción axiomática” utilizada en geometría, como método a imitar en su dirección. Su aplicación permite encadenar verdades y llevar al hombre a conocer por sí mismo la verdad; verdad que está dentro, a modo de ideas innatas que constituyen el fundamento de objetividad del conocimiento, así como de la misma realidad, ya que para los racionalistas, el orden y conexión de las ideas es el mismo que el orden y conexión de las cosas.
Contexto bibliográfico.
El texto que vamos a comentar pertenece al Discurso del Método. Estamos ante una de las obras fundamentales de la historia del pensamiento. Junto al Novum Organum de Francis Bacon, marcan el inicio de la modernidad filosófica, por cuanto ambos pretenden romper con la filosofía inveterada proponiendo un nuevo fundamento metodológico. En el caso de Bacon la inducción y en Descartes la deducción matemática como fundamento de una ciencia general.
En esta obra, escrita en francés, Descartes pretende poner al alcance de la humanidad un grandioso descubrimiento, un conjunto de reglas ciertas y fáciles cuya rigurosa aplicación podrá conducir al hombre a la verdad de las cosas.

5. El texto: Comentario de los textos: capítulo 1º, 2º y 4º del Discurso del Método (1637).

El Discurso del Método (“para dirigir bien la razón y buscar la verdad en las ciencias”).
Los textos que tenemos que leer y comentar son: la primera, segunda y cuarta parte de las seis que constituyen el Discurso del Método.
Estamos ante una de las obras fundamentales de la historia del pensamiento. Es una obra sencilla y al mismo tiempo revolucionaria. Es la primera obra de filosofía escrita en francés y junto al Novum Organum (1620) de Francis Bacon marcan el inicio de la modernidad filosófica, por cuanto ambos pretenden romper con la filosofía inveterada proponiendo un nuevo fundamento metodológico. En el caso de Bacon la inducción y en Descartes la deducción matemática.
El Discurso del Método fue publicado en 1637, junto a otros escritos: La Diptrica, Los Meteoros y la Geometría. Según el mismo Descartes esta obra es la concreción de una serie de sueños y extrañas alucinaciones que tuvo en 1619 en las que se le muestra el hallazgo del fundamento de una ciencia admirable. Aquel invento admirable consistía en reducir las ciencias de la cantidad a una ciencia general del orden y la proporción, aplicando el método de análisis–síntesis . En esa ciencia general se cumpliría el triple ideal de unidad de la ciencia, método y certeza.
Descartes consideró aquella revelación como un aviso del cielo sobre su misión filosófica de entregar al mundo su filosofía. Tres años más tarde en acción de gracias peregrinó hasta el monasterio de la virgen de Loreto en Italia.
Es una obra autobiográfica, escrita en primera persona, en la que el autor relata por medio de sus vivencias personales el hallazgo de un procedimiento sencillo, pero útil (método) que le ha permitido llegar a la verdad en el conocimiento y que desea compartir con todo aquel que quiera y disponga de un buen sentido común.
“Así pues, no es mi deseo enseñar en este tratado el método que cada persona debe seguir para dirigir adecuadamente la razón; únicamente intento presentar cómo me he esforzado adecuadamente en dirigir la mía” (D.M. Primera parte).
Además, está escrito en francés y no en latín, que era la lengua culta y científica de entonces. “Y si escribo en francés....y no en latín...., es porque espero que aquellos que solamente se sirven de su razón natural, carente de todo prejuicio, juzgarán más correctamente mis opiniones que aquellos que no aceptan sino el pensamiento antiguo” (D.M. parte sexta).
Con ello pretende poner al alcance de todo el mundo su grandioso descubrimiento que no es otro que la posibilidad de hallar la verdad por uno mismo mediante la disciplina de la facultad racional. Por ello, la forma del escrito, ya que estamos ante un “discurso” y no un “tratado filosófico” en el que se exponen un conjunto de resultados. El Discurso no recoge las conclusiones de una investigación, sino un procedimiento práctico, útil para conocer la verdad e incrementar nuestro conocimiento.

Primera parte.
Sobre las diferentes consideraciones sobre las ciencias de su tiempo.
Descartes comienza el Discurso del Método haciendo balance del saber y las ciencias de su tiempo, que es una forma de replantearse los fundamentos del conocer humano. Tomando como modelo su propia experiencia vital llega a la conclusión que todo lo que había aprendido durante su vida académica de nada le ha servido. Descartes está criticando el saber aristotélico-escolástico medieval, que es un saber erudito, escasamente práctico y útil para la vida y que ha sido asimilado acriticamente pues siempre ha estado respaldado por la “autoridad”.
Al respecto propone una reforma en el saber, en la filosofía y en la ciencia, desde sus fundamentos. El fundamento nuevo y seguro es la razón y junto a ella, una nueva lógica o método que sea capaz de guiarla por el camino de la certeza.
¿Por qué esta nueva lógica?
Párrafo (1-2).
Comienza la primera parte haciendo un elogio de la razón y poniendo de manifiesto que todos los seres humanos gozamos de “buen sentido” (facultad racional), que es común en todos los hombres. Todo ser humano por igual está capacitado para conocer la verdad. Sin embargo, no todos llegan a ella, como demuestra la divergencia de opiniones sobre un mismo asunto, no todos lo consiguen. ¿Por qué?
La respuesta de Descartes apunta al “uso” que cada uno hace del “buen sentido” (razón), pues “no basta tener entendimiento, sino aplicarlo bien”.
La fuente del error no está en la facultad racional, sino en su dirección, ya que no siempre dirigimos la razón correctamente, metódicamente.
Este es el objetivo del Discurso del Método: mostrar el camino (método) adecuado por el que la razón llegue por sí misma a la verdad de las cosas.
Párrafo (3).
Descartes confiesa que ha descubierto ese camino (método) y que lo ha experimentado consigo mismo con gran éxito, consiguiendo aumentar gradualmente sus conocimientos verdaderos. En una palabra, su procedimiento le ha permitido investigar la verdad por sí mismo.
Párrafo (4-5).
Su intención es darlo a conocer a la humanidad, sin pretensión de adoctrinar a nadie (por eso utiliza la redacción autobiográfica) y con humildad, ya que podría estar equivocado.
“Mi propósito no es enseñar aquí el método que cada cual ha de seguir para dirigir bien su razón, sino sólo exponer el método como yo he procurado conducir la mía”.
Párrafo (6-13).
Inicia a modo de experiencia personal la revisión de los saberes de su tiempo (lenguas, historia, elocuencia, poesía, matemáticas, teología, filosofía y jurisprudencia., etc.), llegando a la conclusión que todos ellos, a excepción de las matemáticas , carecen de utilidad práctica; además de contar con un fundamento nada seguro, debido a que la metafísica, más que en evidencias se asienta en lo verosímil.
“En cuanto a las demás ciencias, como toman sus principios de la filosofía, juzgaba yo que no se podía haber edificado nada sólido sobre cimientos tan poco firmes”.
Por ello, es necesario fundamentar sobre principios indubitables la metafísica y metodológicamente el conjunto de las ciencias. (Descartes asemeja la totalidad de la filosofía a un árbol, cuyas raíces son la metafísica, el tronco es la física y las ramas que brotan de ese tronco son todas las ciencias, que se reducen principalmente a tres: la Medicina, la Mecánica y la Moral).
Párrafos (14-15).
Finaliza esta primera parte relatando su vivencia personal de cómo tras concluir sus estudios y reconocerse ignorante decide buscar la verdad por sí mismo, primero leyendo el “libro del mundo”. Sin embargo, descubre que en las costumbres de los hombres tampoco hay nada seguro “mientras no hice más que estudiar las costumbres de los demás hombres, apenas encontré en ellas nada seguro, y advertía casi tanta diversidad como la que había advertido antes entre las opiniones de los filósofos”; aunque sí aprendió que nuestros prejuicios son fuente de error que hay que eliminar siempre.
Al no encontrar nada seguro ni en los libros ni viajando decide estudiarse a sí mismo, recluyéndose en su yo pensante con el fin de poder superar el escepticismo y logra hallar verdades y no meras opiniones que le permita construir un conocimiento y saber verdadero.

Segunda parte.
Las reglas principales del método.
Párrafo (1). Consideraciones personales previas al descubrimiento de la unidad sistemática de la ciencia.
Descartes cuenta cómo tras profundas meditaciones llegó (16 de noviembre de 1619) al descubrimiento de un invento admirable que reducía las ciencias de la cantidad a una ciencia general del orden y de la proporción (mathesis universalis) y de las ventajas de esta ciencia general o metaciencia .
Párrafo (2). La reforma de mis pensamientos para conducirme mejor la vida.
Descartes utiliza la metáfora renacentista de la arquitectura para hacer mención a la necesidad de reconstruir un nuevo edificio filosófico sobre cimientos indubitables y evidentes que aseguren su solidez o verdad de la ciencia.
Ahora bien, la reconstrucción (reforma) del nuevo edificio filosófico no exige el derribo inmediato del antiguo, sino progresivo. Además, no ha de afectar el orden del Estado y sus instituciones públicas (por ejemplo, en los contenidos y métodos de enseñanza en las escuelas; como tampoco pretende abarcar de forma inmediata el cuerpo de las ciencias).
Con ello no pretende reformar la sociedad ni trastocar el orden político establecido, tan sólo busca renovar sus pensamientos y de este modo dirigir mejor su vida. “Me pesaría mucho que se publicase este escrito si creyera que hay en él la menor cosa que pudiera hacerme sospechoso de semejante insensatez. Mis designios no han sido nunca otros que tratar de reformar mis propios pensamientos y edificar sobre un terreno que sea enteramente mío. Si habiéndome complacido mi obra muestro aquí su modelo, no significa ello que quisiera yo aconsejar a nadie que lo imite”.
Para eso, el primer paso es abandonar los prejuicios o revisarlos críticamente a la luz de la razón. El objetivo es investigar racionalmente y por uno mismo la verdad.
Párrafos (3-4-5).
Descartes no se ve con cualidades de reformador político, él sólo quiere llevar a cabo la empresa de reformar sus pensamientos y en lo posible establecer los cimientos de una nueva ciencia.
Distingue dos tipos de hombre: el temerario, que fácilmente se precipitan en sus juicios y acepta como evidente aquello que no es claro y distinto, o bien, considera como verdadero lo que es falso o viceversa (prevención) . Y el dogmático moderado que prefiere seguir las opiniones de la mayoría que buscar la verdad por sí mismo .
Descartes se posiciona como una persona crítica, ni escéptica ni dogmática. Como tal, confía en hallar la verdad por sí mismo, pero para ello necesita de un método (camino) seguro y cierto que le lleve a ella.
Párrafo (6).
El método en el que se fija es el que emplean los geómetras en sus demostraciones matemáticas. Desestima la lógica aristotélica y apuesta por una mueva lógica del descubrimiento que descubra verdades y no simplemente pruebe lo hallado.
A los numerosos preceptos de la lógica tradicional opone cuatro reglas sencillas cuya rigurosa aplicación le han servido a él para conducir su entendimiento por el camino de la verdad y que se reducen a cuatro operaciones: Evidencia, análisis, síntesis y enumeración.
Párrafos (7-8-9). Una vez en posesión del método el siguiente paso es aplicarlo a la propia razón con el fin de que halle por sí misma la verdad, pero también ha de utilizarse en la construcción de un nuevo edificio filosófico y científico, asentado sobre la firmeza de una razón autónoma y crítica.
De este modo, una vez establecidas un conjunto no muy numeroso de verdades en sí mismas, absolutas, no dependientes de otras verdades (axiomas), se podrá construir el conocimiento encadenando nuevas verdades, al modo como lo hacen los geómetras (in more geométrico) en sus demostraciones. No en vano, el proceso está inspirado en la deducción axiomática, ya planteada por Euclides en sus Elementos de geometría.

Cuarta parte.
Descartes prueba la existencia de Dios y del alma, que son los temas capitales de su metafísica. La exposición completa de las ideas que se recogen en este campo se halla en su obra Meditaciones Metafísicas (1641).
Párrafo (1) La aplicación del método a la filosofía.
La aplicación del método comienza por la filosofía ya que es la constituye los cimientos del saber.
Primer paso: hay que dudar de todo lo aprendido para alcanzar lo indubitable.
 Comienza rechazando el conocimiento sensible (Parménides, Platón).
 Rechaza todos los razonamientos que antes había tomado como demostraciones.
 Los pensamientos, pues son confusos ya que sueño y realidad podrían ser son la misma cosa.
 Sin embargo, su escepticismo moderado le conduce a su primera y única certeza: “que duda”. Puedo dudar de todo, pero no dudo que dudo. Y como el acto de dudar es un modo del pensamiento, se puede enunciar el primer principio, “yo dudo” (pienso), y en tanto, soy, pues para dudar necesito ser, existir (san Agustín, “si me engaño, existo”). En consecuencia, “pienso, luego existo”. Este es el primer principio, claro y distinto, de la filosofía que buscaba.
Párrafo (2) La naturaleza del yo.
La duda acerca del cuerpo y del mundo y afirma la existencia del yo (alma).
¿Qué soy? Una cosa (substancia) que piensa y que no necesita de lugar alguno o cosa material (cuerpo-extensión) para ser. El alma es independiente y distinta que el cuerpo.
Párrafo (3) Criterio de certeza.
Una vez formulado el primer principio Descartes establece el “criterio de certeza o de verdad”: todas las cosas que concebimos muy clara y distintamente son verdaderas. Por lo tanto, la claridad y distinción aprehendidas intuitivamente es el criterio de certeza.
Párrafo (4) La existencia de Dios. Argumento gnoseológico.
Recluido en su pensamiento descubre ciertas ideas claras y distintas como la idea de infinitud y la idea sobre las cosas exteriores a su pensamiento (res extensa). Se plantea la causa de la idea de infinitud (perfección). Con ello, probará la existencia de un ser infinito y perfecto, o sea Dios.
Descartes emplea un argumento gnoseológico. Brevemente podría formularse del siguiente modo, ¿cómo siendo yo un ser finito, limitado e imperfecto soy capaz de pensar la idea de lo infinito (perfecto)? Está claro que semejante idea no puede proceder ni del mundo exterior, ni de mí mismo, ya que de lo menos perfecto no puede provenir lo más perfecto. En consecuencia, dicha idea de infinitud exige una causa análoga que tenga todas las perfecciones que me represento en esa idea de forma clara y distinta. Y esta causa es Dios que cuidadosamente ha colocado la idea de su naturaleza infinita en la razón.


Párrafo (5). Sobre las ideas o verdades de geometría y la idea de Dios: la prueba ontológica de su existencia.
El hecho que yo piense la idea de un triángulo y que sus tres ángulos sean iguales a dos rectos, de forma clara y distinta no implica que tal triángulo exista en la realidad (mundo). Son verdades analíticas en las que el sujeto contiene al predicado, pero aquél carece del predicado de la existencia. Sin embargo, la idea (esencia) de Dios, como ser perfecto e infinito sí que implica necesariamente su existencia, de lo contrario dejaría de ser perfecto (argumento ontológico. San Anselmo) .
Párrafo (6). La imaginación y los sentidos fuente de error.
Descartes critica a los escépticos que niegan la posibilidad de conocer que sea Dios y el alma, ya que se dejan guiar equivocadamente por los sentidos y la imaginación y no por la razón, que es siempre fuente de verdad.
Párrafo (7) Dios como garante de la realidad extensa (mundo) y de la verdad del conocimiento.
Distingue entre certeza moral y certeza metafísica. La primera está fundamentada en lo probable o verosímil. Es una certeza suficiente y exclusiva para ordenar la vida práctica. En cambio, la certeza metafísica es el fundamento del conocimiento verdadero (vida teorética). La primera se basa en la evidencia, es decir, en la claridad y distinción. Es una certeza necesaria para un conocimiento verdadero y el progreso del mismo. Por medio de la certeza metafísica Descartes niega la realidad extramental (mundo y el cuerpo). No existe seguridad alguna de que la realidad exterior a la mente exista, pues la ficción goza de tanto realismo como la misma realidad. Por ello, es necesario demostrar la existencia de Dios. Él garantiza que el mundo exista y que no me engañe en mis convicciones y razonamientos. .
Párrafo (8).
La claridad y distinción como criterio de certeza es también un criterio válido para nuestros sueños “Si ocurriese que durmiendo tuviéramos alguna idea muy distinta, como, por ejemplo que un geómetra inventara en sueños una nueva demostración, el sueño no impediría que esa idea fuese cierta”. De este modo, si un sueño alcanza la claridad y distinción no se menosprecia. El sueño, no es por sí mismo un estado de error, sino un estado menos propicio que la vigilia para el libre ejercicio del pensamiento. Sin embargo, “despiertos o dormidos no debemos dejarnos persuadir nunca si no es por la evidencia de la razón”. Sólo la razón es la fuente del conocimiento fiable y verdadero. Por mucha certeza que nos ofrezcan los sentidos estos siempre pueden equivocarnos y más aún cuando los utilizamos junto a la imaginación que es causa de extrañas y falsas ilusiones y alucinaciones.

6. Relación con otros autores .
Cfr. La idea de método en Parménides y Sócrates.
Cfr. Parménides y Platón. El ser y el pensar son lo mismo. Crítica al conocimiento sensible: es falaz (empirismo). Reclusión en la conciencia, en la razón para construir la realidad.
Cfr. Antropología cartesiana y el dualismo platónico: cuerpo y alma.
Cfr. Teoría de la reminiscencia platónica y el innatismo cartesiano.
Cfr. San Agustín la duda y el “cogito ergo sum”, así como, la prueba de la existencia de Dios apoyada en la existencia de ideas innatas y más concretamente en la idea de infinitud.
Cfr. Demostración de la existencia de Dios: santo Tomás y san Anselmo.
Cfr. Racionalismo-empirismo.
Cfr. Hume. No existen ideas innatas. Conocer es percibir. La experiencia es fuente y límite del conocimiento humano.
Cfr. Hume. Ambos buscan la unidad de la ciencia, Hume construir una nueva ciencia de la naturaleza humana (o filosofía científica sobre el hombre) sobre la que se articulen las demás ciencias y saberes.
Cfr. Hume. Niega que podamos tener conocimiento de realidades metafísicas: noción de causa, res cogitans, res extensa y res infinita. Son meras ilusiones.
Cfr. Hume. Inducción frente a deducción.
Cfr. “Discurso del método” y el “Novun Organum” de Francis Bacon.
Cfr. Física cartesiana y el atomismo antiguo.
Cfr. Kant y “el idealismo trascendental”. El yo trancendental.
Cfr. Formalismo moral kantiano y la moral provisional cartesiana.
Cfr. Husserl. El yo trascendental y el método fenomenológico apoyado en la “epojé”.

Modelos de Exámenes de selectividad.
(Septiembre 2006) Descartes: Discurso del método, Cuarta parte.
Así, puesto que los sentidos nos engañan a veces, quise suponer que no hay cosa alguna que sea tal como ellos nos la hacen imaginar. Y como hay hombres que se equivocan al razonar, aun acerca de las más sencillas cuestiones de geometría, y cometen paralogismos, juzgué que estaba yo tan expuesto a errar como cualquier otro y rechacé como falsos todos los razonamientos que antes había tomado por demostraciones. Finalmente, considerando que los mismos pensamientos que tenemos estando despiertos pueden también ocurrírsenos cuando dormimos, sin que en tal caso sea ninguno verdadero, resolví fingir que todas las cosas que hasta entonces habían entrado en mi espíritu no eran más ciertas que las ilusiones de mis sueños. Pero advertí en seguida que aun queriendo pensar, de este modo, que todo era falso, era necesario que yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa. Y al advertir que esta verdad -pienso, luego soy- era tan firme y segura que las suposiciones más extravagantes de los escépticos no eran capaces de conmoverla, juzgué que podía aceptarla sin escrúpulos como el primer principio de la filosofía que buscaba.
CUESTIONES:
1. Explique el sentido del texto y analice los términos subrayados (Valoración 0-4 puntos).
2. La duda metódica y la fundamentación de la filosofía en Descartes (Valoración 0-4 puntos)
3. Teniendo en cuenta la pregunta anterior, relacione a Descartes con algún otro autor o corriente de pensamiento, señalando aproximaciones o diferencias (Valoración 0-2 puntos).



(Junio 2003) René Descartes, Discurso del método, Cuarta parte.
«Finalmente, considerando que los mismos pensamientos que tenemos estando despiertos pueden también ocurrírsenos cuando dormimos, sin que en tal caso sea ninguno verdadero, resolví fingir que todas las cosas que hasta entonces habían entrado en mi espíritu no eran más ciertas que las ilusiones de mis sueños. Pero advertí en seguida que aun queriendo pensar, de este modo, que todo era falso, era necesario que yo, que lo pensaba, fuese alguna cosa. Y al advertir que este verdad –pienso, luego soy- era tan firme y segura que las suposiciones más extravagantes de los escépticos no eran capaces de conmoverla, juzgué que podía aceptarla sin escrúpulos como el primer principio de la filosofía que buscaba.»
CUESTIONES:
1. Explique el sentido del texto y analice los términos subrayados (Valoración 0-4 puntos).
2. La duda metódica y el primer principio de la filosofía de Descartes (Valoración 0-4 puntos)
3. Teniendo en cuenta la pregunta anterior, relacione a Descartes con algún otro autor o corriente de pensamiento, señalando aproximaciones o diferencias (Valoración 0-2 puntos)
(Junio 1999) Descartes. Discurso del método, Cuarta parte.
«Porque, en primer lugar, la regla que antes he adoptado œde que son verdaderas todas las cosas que concebimos muy clara y distintamente- no es segura sino porque Dios es o existe y porque es un Ser perfecto, del cual proviene cuanto hay en nosotros. De donde se sigue que nuestras ideas o nociones, siendo cosas reales y que proceden de Dios, en todo lo que tienen de claras y distintas, no pueden menos de ser verdaderas, de suerte que si tenemos con bastante frecuencia ideas que encierran falsedad, es porque hay en ellas algo confuso y oscuro y en este respecto participan de la nada, es decir, que si están así confusas en nosotros es porque no somos totalmente perfectos, [...].»
CUESTIONES:
1. Explique el sentido del texto y analice los términos subrayados (Valoración 0-4 puntos).
2. La duda y el tema de Dios en Descartes (Valoración 0-4 puntos).
3. Teniendo en cuenta la pregunta anterior, relacione a Descartes con algún otro autor o corriente de pensamiento, señalando aproximaciones o diferencias (Valoración 0-2 puntos).













Actividades.
1. Actividades on-line, verdadero–falso y respuesta múltiple.
• Tets de opción múltiple: http://www.e-torredebabel.com/Historia-de-la-filosofia/Ejercicios/Filosofia-Medieval-Moderna/Descartes-Imprimible-Test-O-M.htm
• Actividades interactivas: http://recursos.cnice.mec.es/filosofia/f2ruta1.php?id_ruta=19&id_etapa=107&id_autor=1
2. Brevemente sitúa a Descartes en su contexto socio-político-cultural.
3. Recoge en un esquema las principales características de la filosofía moderna, marcando los rasgos que la diferencian de la medieval.
4. ¿Qué es el racionalismo? Explica sus principios fundamentales.
5. ¿Cuáles son las motivaciones filosóficas que llevan a Descartes a elaborar su filosofía? ¿por qué un método? ¿qué método? ¿por qué?
6. Explica las cuatro reglas del método.
7. ¿Qué es la intuición? ¿qué entiende Descartes por ideas claras y distintas?
8. ¿Qué importancia tiene en el método cartesiano las “naturalezas simples”?
9. ¿Cómo es la duda cartesiana?
10. ¿Qué importancia tiene el recurso del “genio maligno”?
11. ¿Cómo llega Descartes a la verdad indubitable del cogito? Explica los niveles de la duda.
12. ¿Qué hay en la substancia pensante? Explica los tres tipos de ideas: adventicias, artificiales e innatas.
13. Explica cómo deduce la realidad (res extensa) a partir de la res cogitans. En otras palabras, cómo justifica la existencia de los cuerpos y del mundo exterior?
14. ¿Por qué necesita demostrar a Dios para justificar que la realidad exterior existe?
15. ¿Qué tres argumentos emplea para demostrar que Dios existe?
16. Explica la física cartesiana. ¿En qué sentido es una física mecanicista?
17. Explica qué es el ser humano para Descartes. ¿Realmente somos libres?
18. ¿Cómo es la moral provisional que enuncia Descartes?
19. Relaciona a Descartes con algún autor o corriente de pensamiento, señalando aproximaciones o diferencias.

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